La magia de Alberto se va

Y se va por la puerta grande. Y se va, sabiendo que siempre será recordado.

Ganamos mucho aquel buen día en que se unió a nosotros: ganamos a un espectacular y superlativo futbolista, capaz de volver loco a todo un equipo y de crear la mayor de las genialidades; ganamos a una persona que rechazó ofertas por poder jugar junto a nosotros.

Muchos de nosotros apenas lo conocíamos cuando debutó frente al Cócteles. Ese muchacho que llegaba de Triana a un Club de Nervión, tímido fuera del campo pero expresivo con el balón en los pies. Ese mismo día supe de su valor como persona, cuando, tras marcar su segundo tanto y darnos la victoria (y el pase a la siguiente ronda), entre toda aquella apoteosis, se giró para lanzarme una mirada de confianza, una mirada de compromiso, una mirada de satisfacción. Nunca se me olvidarán sus ojos brillantes de la emoción, de saber todo lo que estaba haciendo por nosotros, por un Bda's Farfán en el que llevaba escasos 50 minutos.

Me contento con sus goles, con su fútbol. Me contento con el tiempo que hemos pasado junto a él. Y también me hace especial ilusión el saber que hemos causado una honda huella en alguien que sabe lo que es jugar en la Selección Sevillana, entre otros equipos. Pero él, humilde, no tuvo reparos en decirme en alguna que otra ocasión: "somos un equipazo".

Tú nos hiciste más grandes. Contigo el equipo tenía una chispa especial, un nuevo calibre que nos permitía pelear contra los mayores colosos. Has hecho mucho en muy poco tiempo, y lo valoramos. Nos has dado algo más especial que tu fútbol; nos has hecho ver la magnífica persona que se esconde entre tus regates, tus fintas y tu magia.

Quiero que sepas que estamos contigo en estos difíciles momentos. Nunca dudes en recurrir a nosotros para lo que desees: sabes que somos tus amigos.

Y que no te quepa duda: eres una persona especial.