No empezó bien el choque para los nervionenses, que vieron impotentes como les metían 3 tantos en no más de 5 minutos. Aunque, realmente, el Bda’s no estaba jugando mal, sino que el comienzo del partido por parte del Sanfran fue de chapó, y a eso hay que sumarle el hecho de que el árbitro pitase un penalti en contra que se había producido claramente fuera del área.
Pero no pasaba nada, porque ese era nuestro día, el día en que nos engrandeceríamos un poco más. Fue David el que consiguió el primer gol, tras un saque de falta de Javi. Éste, aprovechando un descuido de la defensa rival, saca rápidamente sin dar tiempo a que los zagueros del Sanfran se situasen. Davisito recibe, se perfila y la cruza con un buen trallazo.
Las cosas empezaban a pintar distintas para el Bda’s... Corría el minuto 15 de la primera parte cuando Nacho se internaba por la banda. Tanta era su habilidad y rapidez que los defensas sólo pudieron pararlo con una falta que a la postre provocaría el 2-3 en el marcador. Dicha falta se disponía a lanzarla Sandino, que hacía gestos con la mirada a Nacho para que se colocara en el corazón del área. Sandino le golpeó raso, seco, y Nacho, en un gesto técnico de calidad, controló con la zurda y le quedó el balón suspendido en el aire, acomodó su cuerpo para pegarle con la derecha y se la coló por el primer palo al portero del Sanfran. 2-3 y el Bda's estaba más metido en el partido que nunca.
Minuto 22 de la primera mitad, el Bda’s está en sus mejores momentos, toca la bola con sentido y criterio. Mueve de banda a banda pero no consigue desarmar la defensa rival. David toca para Dani que se encuentra en la banda izquierda pegado a la línea de cal. Éste se zafa de su rival, ve a su derecha a Nacho, el cual le pide la pelota, Dani se la da, y el “11” ya sólo tiene que hacer una de las suyas: el “killer” se encuentra en el pico del área con un contrincante delante; amaga una y otra vez intentado encontrar un hueco por donde colar el balón, el defensa pica y le deja un hueco a Nacho. Éste, como es norma en él, no falló; sin pensárselo dos veces le pega con la puntera y el balón entra pegado a la cepa del poste sin que el meta pueda hacer nada para detenerlo. El Farfán empataba y se lo creía cada vez más.
Y, cuando se reanudó el partido, el Paula dejó claro por qué van primeros y utilizaron un fútbol veloz para agrandar la distancia en el luminoso, llegando a un 3-6 que por momentos nos descentró, permitiéndoles una y otra vez llegar a nuestra portería. Y, cuando el partido estaba casi perdido, llegó el momento de la redención de nuestro portero. Llegó en una contra provocada por los numerosos fallos de los nuestros y un centro desde la banda derecha se convirtió en una asistencia de lujo para un jugador del Sanfran que remataba en el interior del área. Y en ese momento nuestro portero se inventó una palomita espectacular mandando el balón a córner y evitando el gol de la sentencia. Era la segunda gran parada de la mañana y demostraba que ha dejado atrás los fantasmas del pasado y vuelve a ser un seguro. En ese instante, comenzó la reacción del equipo.
El Bda’s Farfán se reencontró con su juego y a base de insistencia se logró un gol que nos dio alas para soñar con lo imposible. Su autor, Samu; ese hombrecillo que parece que vaga por los terrenos de juego pero que de vez en cuando saca a relucir su talento. Él la recibió pegado a la banda izquierda de nuestro ataque y, con un bonito movimiento, consiguió el tanto que hizo que creyéramos en la victoria, ¡y vaya si creímos!
A partir de ahí todo fue mucho más rápido, y llegó el momento de los doble-penaltis. El primero lo forzó Javi cuando recibió una fuerte patada en nuestro propio campo. Lo lanzó el exquisito Davisito, el cual lo metió como hacen los cracks: sin despeinarse (y decir eso en el caso del cabello de David es mucho decir…) El resultado en esos momento pasó a ser de 5 – 6. Con un solo gol empataríamos. Y apareció entonces de nuevo Davisito para transformar otro doble-penalti. El “7” incrustó el esférico en las redes y el banquillo saltó de alegría. Tal fue su alegría que algunos componentes del equipo que estaban en la banda entraron en el terreno de juego para celebrar el tanto. El empate era una realidad, pero el Bda’s Farfán no se iba a conformar sólo con 1 punto: esa no es la mentalidad farfanera.
Fue entonces cuando el árbitro alzó la mano con un dedo levantado y dijo aquello de “un minuto”. Tan sólo un minuto…pero, ¡cuántas cosas se pueden hacer en un minuto!
El Sanfran estaba contra las cuerdas, el Bda’s era un empuje continuo hacia la portería rival, el balón habitaba en el área del Paula… Cada ataque nuestro se estrellaba en el muro defensivo que habían planteado los contrincantes. Buscábamos el gol con ahínco y, finalmente, llegó. David tenía la pelota en sus pies, haciendo exquisiteces de las suyas, volviendo locos a los rivales. De repente, se saca un potente disparo que acaba repeliendo el portero. El balón iba por el aire en dirección a nuestro campo, pero antes de que eso ocurriera apareció Sandino para marcar uno de esos goles que se graban en la retina. El esférico volaba a media altura, sin demasiada velocidad. En ese instante, Javi, en milésimas de segundo, reacciona: inclina su cuerpo hacia el lado izquierdo, levanta la pierna derecha y, sin dejarla botar, empalma la pelota de bolea. El cuero se iba envenenando poco a poco, de tal manera que, finalmente, se transformó en gol. ¡Qué gol! ¡Qué bello movimiento! ¡Qué trayectoria tan bonita trazó el balón! Llegó entonces el delirio a la parroquia farfanera, que aún no se lo creía del todo lo que había visto. Pero era una realidad y el 7 – 6 estaba ahí para agrado de todos nosotros.
Fue un partido sensacional, de los que se recuerdan. Todos hicimos un gran partido, aunque a mí, personalmente, el que más me gustó fue Ignacio y el que más me sorprendió fue Pedro, el cual está empezando a encontrar la forma deseada y está comenzando a desplegar su fútbol. Incluso la afición estuvo sublime, sabiendo dar apoyo a los suyos cuando los necesitaron. En ningún momento bajaron los brazos y el resultado, una victoria que sabe a gloria.
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